Si hay un sentimiento que transforma nuestra cara y hace desvanecer toda hermosura, es el Enojo. La belleza más perfecta queda en oscuridad y se torna en algo desagradable, cuando en nuestra expresión aparece la ira o el enojo.
Todos los centros nerviosos del cuerpo entero son influenciados por este sentimiento tan Devastador. Muchas enfermedades físicas son causadas por él y es el gran enemigo de nuestra BELLEZA RADIANTE.
El enojo es una conducta. El enojo es la respuesta de nuestra mente y de nuestro cuerpo a un cierto estímulo. Es una reacción de profundo disgusto y desagrado frente a determinadas situaciones. La ira provoca lamentable deterioro en lo interior como en lo físico. Por esa razón si queremos vernos hermosas y bellas, debemos aprender a desprendernos de ella.
Muchas personas pasan por la vida sufriendo dolores de cabeza, úlceras y presión sanguínea alta, por no poder dominar el sentimiento del enojo. La mayoría de las veces nos enojamos con los demás, deseamos que sean "perfectos", que cumplan con nuestras espectativas, que sean bondadosos, atentos y considerados con nosotras."Confundimos lo que debiera ser, con lo que realmente es". Perdemos mucho tiempo y energía meditando en las ofensas que otros nos hacen. Si continuamente nos dedicamos a pensar en las características negativas, siempre encontraremos elementos para criticar y motivos para estar descontentos. La gente que se relaciona con nosotras no siempre es amable, justa, cariñosa y atenta. Nosotras tampoco nos conducimos de modo perfecto y justo en todas las circunstancias. Pero sabemos que nuestro Padre celestial nos ama, a pesar de nosotras mismas.
El enojo que se abriga y se alimenta, ofrece un gran potencial para hacernos actuar de manera pecaminosa y dañina. Es por eso que es tan importante identificar este sentimiento, desalojarlo de nuestra vida y quedar libre de él. La persona con la que deberíamos hablar cada vez que nos sentimos enojados, es el Señor; confesar nuestro enojo y pedirle que nos haga ver nuestra ideas erróneas, permitiendo que su Espíritu nos guíe a la verdad. La Biblia nos dice
"DEJA LA IRA, ABANDONA EL FUROR, NO TE ENOJES
PORQUE ESO EMPEORA LAS COSAS" Salmos 37:8
Permitamos que Dios penetre con su amor y verdad en nuestras emociones y encontraremos la presencia del cielo en nuestras vidas.